Lo que nosotras teníamos disponible era un huerto comunal en un pequeño pueblo de Navarra, nuestra casa y un jardín-terraza con algunos árboles frutales y plantas medicinales y un terreno de 1800 metros con algunas viejas parras, algún olivo y árboles frutales. Así comenzamos. El terreno fue lentamente convirtiéndose en un bosque comestible, dónde se ha construido una aula de educación, con técnicas de bioconstrucción y en una unidad autosustentable e independiente de permacultura. El huerto, es ahora orgánico, no cultivamos la tierra, utilizamos lecho de paja, companion planting, compost, biofertilizantes, rotaciones, abono verde, conservación de semillas etcétera. Las gallinas son parte integral del sistema, creando proteína de calidad y abono rico en nutrientes. Los ecosistemas naturales son sostenibles por definición, si entendemos la forma en la que funcionan podremos usar ese conocimiento para hacer nuestras vidas más sostenibles. La casa la estamos renovando de manera muy sencilla, poniendo el foco en que sea sostenible y eficiente energéticamente, generando muy poco gasto y residuo, y lo más independiente posible.